Luces, cámara, acción


Así da comienzo un debate que pone sobre la mesa diferentes maneras de pensar atendiendo a las distintas religiones a las que pertenecen los cinco individuos que participan en él.
Nos encontramos con un ateo anarquista, un cristiano reivindicativo y otro tradicional, un experto en ciencias ocultas y un budista en el semicírculo de un improvisado plató, pretendiendo, no convencernos, sino informarnos sobre sus creencias y su modo de vida.
A modo de resumen les pondremos las características principales de cada una de las posturas defendidas.
-El ateo-anarquismo: La doctrina y movimiento radical que repudia la intervención del Estado en los asuntos sociales y económicos, y declararon su oposición a cualquier clase de jerarquía, tanto si se ha consolidado por la tradición o el consenso como si se ha impuesto de forma coactiva.
 -Las ciencias ocultas: Es el nombre con que se conoce a una serie de creencias y prácticas místicas que desde la antigüedad y actualmente pretenden penetrar y dominar los secretos de la naturaleza y desarrollar los poderes ocultos del ser humano. Tienen un gran interés para antropólogos, historiadores, filósofos y psicólogos.
 -El cristiano tradicional:Es una religión abrahámica monoteísta basada en la vida y enseñanzas de Jesús de Nazaret, presentadas en el canon bíblico y otras escrituras del Nuevo Testamento. Sus seguidores creen que Jesús es el hijo de Dios, así como el Mesías (o Cristo) profetizado en el Antiguo Testamento, que murió para la redención de los pecados del género humano, y que resucitó tres días después de su muerte.
 -El cristianismo social reivindicativo : Es un intento de construir el socialismo desde el cristianismo. Existen diferentes versiones e interpretaciones de estas tendencias, dependiendo de la versión de cristianismo profesada y la afiliación o no a alguna iglesia cristiana.
 -La espiritualidad oriental: Es un concepto importante en el hinduismo, jainismo y budismo y suele alcanzarse mediante diferentes prácticas y técnicas espirituales.  



Realmente, a nosotras esto nos hizo darnos cuenta de que  Panorama es como la vida: Una diversidad de religiones, razas y culturras que tienen que aprender a convivir en paz. No a buscar la superioridad de uno sobre el otro, sino el bien común y la capacidad no solo de compartir, sino de ser capaces de sacarle provecho más a lo común que a las diferencias. Ser capaces de multiplicar lo que nos une y dividir lo que nos separa, siempre desde el respeto, sin intentar cambiar al otro. Sólo así podríamos conseguir un equilibrio que se mantenga y no se acabe aún cuando el piloto de la cámara ya se haya apagado.

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