Hay muchas maneras de romperse.De hecho todo acaba haciéndolo de una manera u otra, el truco esta en saber reconstruirlo.Se nos puede romper una pierna, o el corazón, se nos puede romper una amistad, un brazo o un trabajo o una idea.
¿Quién no se ha sentido roto alguna vez? Y más ahora, que estamos pasando por años de cambios, donde nos volvemos mas vulnerables y cada pequeña cosa es capaz de hacerse un mundo.
Creo que lo más importante no es tratar de no romperse, sino de saber cómo repararse.
Ya lo dicen los refranes, si te caes siete veces, levántate ocho.Y es que ahí es donde está verdaderamente todo el secreto. La vida esta hecha para equivocarse y nunca seríamos capaces de apreciar la verdadera felicidad sin un poco de tristeza, es algo vital como ser humano tener de vez en cuando algun sentimiento que flaquee.
De cualqueir forma, no podemos quedarnos estacados en ese sentimiento momentáneo, los baches hay que saltarlos y vale más aprender a levantarte que tratar de no caerte. Con esto queremos decir que en muchas ocasiones te sentirás roto y seguramente no tendrás ganas de salir adelante, y ahí es cuando tienes que esforzarte por solucionarlo porque todo pasa. Tenemos que ser capaces de ver "las luces que nos guiarán a casa" y dejarnos ayudar. A veces tus amigos son los que te reparan, ¿Cuántas veces y más ahora no habremos necesitado llamar a un amigo con el que desahogarnos por nuestra pena de turno o con nuestros hermanos o incluso nuestros padres?.Hay hasta quien encuentra reparo en su fe.
Creemos que da igual cómo, pero lo importante es hacerlo. Y el verdadero reparo empieza por uno mismo.Por muy grande que sea la caída siempre podremos levantarnos
Hay que saber que siempre tendremos una mano amiga dispuesta a ayudarnos o en este caso a "repararnos" cada vez que nos sintamos mal.Pero ese deseo, o simplemente el mero impulso de querer salir de esa "marcha atrás" tal y como dice la canción, ese deseo siempre radica en uno mismo, aunque el primer empujón nos lo dé otra persona.
Es como cuando eres pequeño y empiezas a andar en bicicleta, cuando te caes, tus padres te ayudan a levantarte y te dan un impulso más para que sigas tu camino, pero eres tu el que debe seguir pedaleando y encontrar estabilidad para caerte cada vez menos.
Personalmente opinamos que no hay nada en el ámbito sentimental o personal que no pueda ser arreglado, y la fuerza para hacerlo, esta dentro de cada uno de nosotros.
La vida del salmón se inicia en el río. Cada año, en el otoño, una hembra y un macho ponen huevos. Cuando llega la primavera, y empiezan a nadar hábilmente, abandonan la grava e inician su vida independiente. Después de vagabundear en los mares, por periodos variables, intentan volver al lugar de nacimiento y allí poner nuevamente sus huevos. Muchas veces para el repoblamiento de ríos, las piscifactorías toman huevos de un río y lo trasladan al otro. Generalmente, sin estudiar sus condiciones, por lo que en muchos casos puede resultar realmente difícil o incluso imposible para el salmón el volver a su lugar de nacimiento. Los salmones, llevados por su instinto, tienen como único objetivo el alcanzar ese río y en muchas ocasiones son conducidos a la muerte. Pero nosotros no somos salmones, los humanos, a diferencia de ellos, tenemos la capacidad de pensar y darnos cuenta de que moriríamos en el intento y buscaríamos una alternativa para solucionarlo. Esto se debe a que no tenemos instinto. Nos guiamos por nuestra propia sabiduría dejando a un lado la intuición y las conductas naturales. Por lo tanto, no podemos permitirnos dejarnos llevar por las situaciones y coger el camino fácil. Debemos hacer uso de esta fabulosa capacidad de pensamiento que nos ha dado Dios y disfrutar del sabor de la vida.